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Ulises y el agua.

Ya de nada me sorprende. Ulises Gutiérrez en Buensalvaje 2

Publicado: 2012-11-02

Así es como veo a Ulises: es, ante todo, un amigo. Un amigo escritor. De los buenos. Sus dos libros: THE CURE EN HUANCAYO y OJOS DE PEZ ABISAL, lo confirman. Tuve el placer de llevar algunos talleres de narrativa con él. Pero me cuidaba mucho de escucharlo. Porque Ulises leía sus cuentos para la clase con una voz muy dulce. Sus historias son, por supuesto, mucho más conmovedoras que su voz. Durante su niñez en Huancavelica, aprendió de sus padres y de sus abuelos a contar historias. Como dato: el gran tema en la narrativa de Ulises es el agua. Por algo se gana la vida como ingeniero en Sedapal, donde hasta su jefe lo alienta a seguir escribiendo (soy testigo)...

Para el segundo número de Buensalvaje, Ulises trae un gran cuento: "Ya de nada me sorprende". Fernando Ampuero y María Luisa del Río, durante la presentación de la revista en la Feria del Libro Ricardo Palma, lo felicitaron, sin conocerlo, por saber recrear con fidelidad y belleza la cosmovisión andina.

Los dejo con la primera parte del cuento:

Este mundo, raro que es, ya de nada me sorprende. Esta sequedad de ahora, por ejemplo, nada es comparado con el que hubo cuando yo era maltón. La sequía que hubo aquí cuando yo era maltón, hace años de años ya, cuando aquí no había carretera, ni autoridad, ni nada de esas máquinas que ahora se ve; esa sí que fue una sequía bien seca, larga larga, pura desgracia nomás.

El loco Tarulichi siempre traía malas noticias y esa vez que te digo él también trajo la mala noticia. ¡El Moccomocco está muriendo!, ¡el Moccomocco está muriendo!, gritando gritando entró el loco al pueblo, tempranito, antes de que claree el día todavía. Nadie le atenció creyendo que era otra de sus pendejadas para asustarnos, para burlarse de nosotros. ¡Calla, mierda!, le gritó tayta Aparicio Cuéllar, que salió de su casa, medio calato todavía, amargo porque el loco siempre venía a fastidiar ahí, y lo correteó a fuetazo limpio hasta la bajada de Chalapampa. Pero justito cuando el loco ya se ha había desaparecido como alma entre los álamos del camino, por ahí mismo se apareció como un espanto mama Silvia Ccanampa. ¡El puquio se ha muerto!, ¡el puquio se ha muerto!, llorando llorando, gritaba como si a ella, ya también, le hubieran pegado. De los pies lo agarró a tayta Aparicio, como si fuera su marido todavía, y llore que te llore le explicaba, quechuando, que ahora sí estábamos jodidos, que ahora sí Diosito nos había abandonado, que ahora sí todititos nos íbamos a morir.

Puedes seguir leyéndolo en: http://buensalvaje.com/2012/10/25/ya-de-nada-me-sorprende/


Escrito por

Katya Adaui

¿Qué es lo que quiero contar? ¿Qué es lo que he aprendido?


Publicado en

Casa de estrafalario

Escribo para descubrir, para ser feliz, para viajar, para volar. @kadaui