Homenaje a Carlos Calderón Fajardo
Aquí lo festejamos con un cuento
Le mandé esta mañana un mensaje a Carlos felicitándolo por el homenaje que recibirá al cierre del quinto Coloquio Anual de Estudiantes de Literatura. Él no necesita homenajes. Para un escritor de su talento, el reconocimiento es la lectura constante de sus obras (recuerdo cómo disfruté "Playas", el libro de cuentos que publicó con Borrador Editores. Ahora leo: "El fantasma nostálgico", de la editorial Animal de invierno). Por eso le pedí que me enviara uno de sus cuentos para compartirlo en el blog. Carlos, amable como siempre, nos presenta: "La sangre del buitre".
“Escupí sangre bajo la sombra de los buitres”
William S. Burroughs “Expreso Nova”
Ocurrió de un instante al otro y no recuerdo cuánto duró. Tomaba mi desayuno después de una noche agitada. Vi un buitre. Vi que me llevaban en una balsa a la isla sagrada. Vi al degollador levantando el cuchillo sacrificial. Me cortó la cabeza. Sentí el tajo certero. Escuché cómo se quebraba el hueso que sostenía mi cabeza. Ese sonido resuena en mis oídos.
El buitre me observa. Esperaba en la sombra.
Yo había sido elegido para convocar el espíritu del agua. Fui decapitado para que venga la lluvia. Por eso amanecí con los brazos tatuados con arañas y serpientes. Mi cabeza cercenada recordaba lo que ocurrió antes del sacrificio. Después de que mi cabeza fue separada del cuerpo en la isla, en la costa llovió sobre el arenal. Hubo agua en el bosque y subió la marea. El buitre volaba sobre los cadáveres de los lobos marinos varados en la orilla. Yo veía a la Señora de Cao con una capa tachonada de discos metálicos. Un tocado dorado brillaba sobre su cabeza. Había neblina y relucían los aros en sus orejas, Un sacerdote pintado con cinabrio vertía mi sangre en un vaso ceremonial. Y la gran Señora bebiendo mi sangre. La bebió para que llueva. Echó mi sangre en la tierra.
****
Abro los ojos y estoy en la mesa del comedor a la hora de tomar el desayuno. Pero no veo tazas, platos, pan, ni el humear del café caliente. Veo mi cuerpo sin cabeza que yace sobre la tierra. Alguien se prepara para dispararme en la cabeza. El buitre ha vuelto.
****
Veo a los elegidos tirados en el suelo. Esperan el tiro de gracia. El que va a disparar descubre lo que hay en mi cabeza y no puede apretar el gatillo. El lunar se encuentra en un lugar difícil de detectar a simple vista, tapado por el pelo. Pero él lo ha visto. Es una protuberancia, un bulto encerrado en un círculo de color lila, es calloso. Pero hay una obertura en la cumbre del lunar, como un globo ocular. El que va a disparar crispa el dedo en el gatillo al sentirse mirado por un ojo dentro del lunar. El lunar es un ojo aterrorizado. La herida es un ojo en el cuello del decapitado. El ajusticiador lo que ve es el ojo del buitre. Aprieta el gatillo. Y la sangre, la mía, riega los campos, para que fertilice la tierra, dicen, dijeron.