Escribir en la servilleta
Antonio Cisneros dice que para escribir poesía piensa en poesía todo el tiempo. Yo pienso en literatura. Observo. Escucho. Anoto. Fabulo. Apunto la idea, la imagen, el título que me despierta. No puedo retener los líquidos en la madrugada, tampoco las palabras. Muchas veces esas anotaciones son el magma de una historia más grande. Un buen comienzo. Algo que nadie más entiende. Aunque tengo mi libreta Moleskine siempre conmigo, no puedo evitar los apuntes en servilletas en los restaurantes o cafés, cuando es el otro el que llega tarde o se demora demasiado en el baño o el mozo suelta una frase memorable sin reparar de su efecto en mí. La memoria es débil y selectiva. Lo que no se escribe se olvida pronto, como un beso reemplaza otro beso. La servilleta duerme en el bolsillo antes de mimetizarse con el pantalón durante el ciclo de centrifugado. Pero cuando la mano la ataja y la atesora es la felicidad misma, una simple y breve, pero felicidad al fin, como cuando caen monedas de la casaca olvidada.
Aquí pueden leer cuentos en servilletas: http://www.esquire.com/fiction/napkin-project/