Con una entrevista en Koult.es
A fines del año pasado, Salvador Luis me entrevistó para la página española Koult.es, a propósito de mi segundo libro de cuentos ALGO SE NOS HA ESCAPADO. Todas las respuestas están basadas en hechos reales...
Quisiera empezar esta entrevista hablando de encuentros cercanos. ¿Alguna vez has sido abducida por extraterrestres?
Bueno, sí, he tenido encuentros cercanos y lejanos con extraterrestres. Cercanos en cuanto he debatido con ellos sobre asteroides en un ovni que flotó invisible sobre mi casa, sin llegar a movilizarnos hacia otro lugar. Y lejanos, puesto que los vi a punto de cruzar mi calle, con el brazo en alto, para apuntarme con un arma o saludarme (no me quedó claro, dada la distancia…), pero logré despistarlos y esconderme en una casa de masajes. No vayas a insistir, Salvador. Por nuestra seguridad me es imposible revelarte si poseen uranio o cuándo nos atacarán. Eran seres pacíficos, del ovni para adentro, pero capaces de una ilimitada violencia ante una provocación. Se deben estar burlando de nosotros; desde hace miles de años explotan el planeta de diamante, “55 Cancri-e”, que los humanos acabamos de encontrar. En su visita, me pidieron el mapa de los territorios de cultivo de la quinua. Me resistí y me dejaron dos cicatrices en la cara.
Te confieso que yo, más que tener uno de esos encuentros, quisiera ser dueño de uno de sus vehículos, con radio satelital y wi-fi. ¿Tú qué ambicionas, Katyadaui? ¿Una bici superdeportiva? ¿Mamuts clonados?
Te divertirías mucho en tu propio ovni, puedo imaginarte a bordo de uno, con música a todo volumen. En cambio yo, muchas de las cosas que alguna vez ambicioné no sabría cómo usarlas. No sé manejar, excepto bici, por lo que conducir un ovni, con todos esos controles y mandos, podría tomarse como una provocación y causar la próxima guerra interestelar. Las bicicletas voladoras ya fueron inventadas por E.T. Mi deseo, en realidad, es mucho más terrenal pero todavía inalcanzable: un hogar propio con un patio del tamaño de una piscina inflable, para el verano.
Pasemos ahora al libro que publicaste hace unos meses, Algo se nos ha escapado(2011), un conjunto que intercala cuentos y relatos breves de diversa temática. Admito que prefiero los textos más crueles del libro, textos como “Señor Muerte”, dedicado a la imagen fotográfica, o el canibalismo social que presentas en “Sobreviviente”. Hay otro cuento, sin embargo, que me interesa traer a colación: “Miss Belleza”, la historia de un par de socios que se proponen “organizar un concurso de belleza donde la belleza sea real”. Después de leerlo me queda una duda, querida, ¿si la belleza es sólo una construcción, qué me dices del schnauzer miniatura que tienes en casa?
Algo se nos ha escapado es un libro que escribí casi todas las noches, después del trabajo, durante más de un año. En ese lapso, mi madre, mi padre y mi hermana enfermaron. Mi padre no sobrevivió. Pasó de ser un libro que celebraba la vida a uno que exploraba las tragedias cotidianas que deben sucedernos porque tanto la tristeza como la felicidad necesitan ser confrontadas. Nunca comprendemos las cosas mientras están ocurriendo. Yo escribía estos cuentos para soportar el duelo, porque el duelo me atravesó antes que la muerte y no después. Para aprender. Por eso el tema de las pérdidas recorre el libro. Los cuentos más crueles o más irónicos cuestionan ciertas seguridades: familia, belleza, juventud, amistad, lealtad, salud, trabajo. Yo soy una obsesionada de la vida y necesité aceptar la palabra “fin”. Pese al dolor que me rodeaba en esos momentos, me quedo con toda esa loca felicidad del proceso creativo, de sentarme a la mesa con ideas nuevas por estructurar. En cuanto a Mara, la mascota, pues ya tiene ocho años. Como todo ser que ingresa en una etapa de madurez, se está volviendo mucho más inquietante (¡qué cambios de humor!), más reflexiva (dormita todo el día, y en mi cama), por lo que su belleza se mantiene contradictoria, salvo por la halitosis, que se ha ido perfeccionando en el tiempo.
Así son los perros, crucigramas en cuatro patas. Pasando a un tema menos existencial, y también menos canino, ¿qué medida propones para resolver la crisis de la mediana edad en la población masculina de Okinawa?
Pues les recomiendo que vuelvan al karate; total, nació en Okinawa. Si puedes levantar una pierna hasta tu propia frente, no hay mediana edad que te detenga.
Creo que has dado en el blanco, Kat, y nuestra audiencia en Okinawa te lo agradecerá por varias generaciones. Solo me queda preguntarte acerca de esos ojos tan claros que tienes, ¿son lentes de contacto?
Mira, estos ojos son la única donación que acepté recibir de los extraterrestres, cuando ellos creían que sí les revelaría los datos sobre la quinua. La particularidad es que cambian de color según mi ánimo. Por ejemplo, cuando me obligan a ir al trabajo antes del horario normal de ingreso, créeme: se vuelven rojo sangre. Sé convivir con la euforia de mis ojos, pero nunca me acostumbraré a los horarios de oficina.
Tomado de: http://www.koult.es/2012/12/katya-adaui-sicheri/